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lunes, 22 de abril de 2013
LOS DERECHOS HUMANOS DEL PUNTOFIJISMO
Por: Constanza Centeno
PARTE I
Estudiaba en el Liceo Andrés Bello cuando cayó la Dictadura de Pérez Jiménez.Todo era alborozo: ¡Viva la Democracia!, decíamos, mejor dicho, gritábamos y corríamos alzando los brazos en señal de júbilo. Días después, nuestros profesores propusieron llevarnos a conocer los calabozos de la Seguridad Nacional antes de que ésta fuera demolida.
La Seguridad Nacional, aparato represivo de la dictadura tenía su sede principal en frente de la Escuela Experimental Venezuela, Avenida Méjico de Caracas. Entramos a ese recinto y empezamos a bajar por unas escaleras de tierra hasta sus sótanos. Con horror observábamos cada detalle de aquellos tenebrosos calabozos; era espeluznante, se podía sentir en aquel silencio de sus celdas ya vacías, los gritos de dolor de aquellos hermanos venezolanos torturados; las paredes llenas de sangre y con consignas ¡viva la libertad! La experiencia para mí fue imborrable. Lo que nunca imaginé, en aquellos quince años de vida que tenía en ese entonces, era lo que paradójicamente me reservaba la vida muchos años después.
Soy una más de esa gran mayoría del pueblo que exige respeto de quienes “en nombre de la sociedad civil democrática” pisotean nuestros legítimos derechos. La inmensa mayoría de los venezolanos, en siete oportunidades, decidimos en paz y democráticamente cumpliendo con nuestro deber sagrado y apegados a nuestro más grande sentimiento democrático, darle nuestro apoyo al Comandante Hugo Chávez Frías, para que rija los destinos del Estado Venezolano, otorgándole legítimamente la majestad como Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela. ¡Esa inmensa mayoría que somos se respeta!
La “sociedad civil pacífica y muy tolerante”, vive llorando y exigiendo que se les respeten sus derechos humanos. Pregunto: Cuándo se les han violado sus derechos humanos durante el período del Presidente Hugo Chávez Frías? Jamás habíamos vivido en un régimen verdaderamente antirepresivo y democrático como el de ahora. Que esa “sociedad civil” mencione siquiera un nombre de alguien que haya sido perseguido, encarcelado, torturado; que digan los “grandes medios” de incomunicación, cuál periodista, dueños de medios y demás personal que laboran en ellos, han sido hostigados, perseguidos, cerrados. Contrariamente, nosotros, los que no pertenecemos a esa “pacífica sociedad civil”, y que somos la gran mayoría, podemos decirles con pruebas históricas, por lo tanto irrefutables, que nuestros derechos humanos fueron violados reiteradamente por más de 40 años en la llamada “democracia representativa”, dejándonos en un abandono tal, que se incrementó en nuestra patria, de manera alarmante la miseria crítica, proliferando los ranchos indignos, cerros llenos de gente desesperada y con ello, el incremento de la delincuencia.Durante esos fatídicos 40 años de “democracia representativa”, un pequeño sector se benefició de toda la riqueza de nuestro país a costa de más del 80% de los excluídos.. En esa época se nos persiguió, torturó y muchos sufrimos la privación ilegítima de nuestra libertad, confinándonos, no sólo a los calabozos (tigritos , celdas ubicadas en los sótanos terrosos de aquel cuerpo represivo (Disip,ubicada en Los Chaguaramos-Caracas), -celdas éstas de tétrico aspecto y tan reducidas que sólo de pié podíamos estar; pegados a nuestro pecho sus barrotes y dos hombres fuertemente armados, apuntándonos delante de las rejas , amenazándonos a cada momento con dispararnos si nos atrevíamos a respirar siquiera , totalmente incomunicados-, sino que muchos de nosotros fuimos llevados a aquellos campos de concentración llamados TO, Teatros de Operaciones militares que desvirtuaron su razón, para convertirse en centros de torturas y muerte. Esto sucedió sin que la “pacífica , bonachona ,y “decente” “sociedad civil” se pronunciara; por el contrario, y con la crueldad más grande, decían que éramos asesinos y merecíamos esos castigos. Trabajé por muchos años en la UCV, hoy jubilada . Cuántos atropellos, cuánto horror: Cualquier protesta estudiantil ó de empleados era sofocada por los cuerpos represivos a tiros, a matar, cumpliendo con aquella órden disparen primero, averiguen después. Fui testigo del feroz allanamiento a nuestra Alma Mater: Horror, incertidumbre,impotencia…!
En mis largos años de vida , no recuerdo ningún despliegue noticioso respecto al vil e inhumano trato que se nos daba sin permitírsenos apelar a nuestro derecho a la vida, y , en caso de arresto , a la tan cacareada presunción de inocencia a la cual tanto se pliegan y exigen los que ahora son investigados por los abominables hechos concretos en los sucesos recientemente acaecidos el 11,12 y13 de abril próximo pasado. En esas décadas de “Democracia Representativa” nos allanaban nuestros hogares sin mediar palabra, sin órden judicial alguna, sin contemplaciones; se nos sacaba de nuestas casas de manera humillante y sin DESTINO CONOCIDO y por lo tanto CON FINES INCONFESABLES y sin permitírsenos una palabra, sin defensa alguna, nos torturaron y muchos , muchísimos fueron masacrados en nombre de aquella podredumbre “democracia representativa”.Fuí testigo de casos como el siguiente: Estando ya de regreso de un campo de concentración (TO), con la órden de libertad dada por el Coronel de ese TO para ese entonces (1970), en el camino, la Disip quien nos traía de regreso a Caracas, dió una contraorden y fuimos a parar nuevamente a sus calabozos; esta vez por lo menos, estaba con otras compañeras de infortunio y fue así como pude presenciar un hecho que jamás podré borrar de mi mente, pues ví cómo, de la manera más despiadada, lanzaron al calabozo donde me encontraba presa, a una muchacha con una fiebre que casi la quemaba, le preguntamos qué le había pasado y ella ,con voz muy débil nos contó su triste historia: Esa muchacha de la cual no recuerdo el nombre, había sido arrancada del pabellón de partos de la Maternidad Concepción Palacios : Recien acababa de dar a luz y su hijo quedó en brazos de lo médicos que la estaban atendiendo, y a ella, presumiblemente con la placenta adentro de su vientre, se la llevaron para lanzarla sin piedad al calabozo de esa bochornosa Disip, por eso, dije al principio, que la fiebre la consumía, sus pechos plenos de leche, el alimento de su hijo; empezamos a gritar para que fuera atendida urgentemente por algún médico, e hicimos tanto ruido gritando y dándole golpes a los barrotes de nuestra celda, que al rato se la llevaron. Jamás supe de ella, no sé qué pudo pasarle, pero esta historia tiene fecha y tiene pruebas , porque los médicos de la Concepción Palacios denunciaron este hecho y la fecha es el mes de enero de 1970. Puedo referir muchas barbaries más de la que fui testigo y víctima de “los demócratas” que hoy pretenden regresar al poder a costa de lo que sea, Si, señores LLORONES, COBARDES E IMPÍOS,asi fuimos tratados ; les puedo asegurar que fuimos muchos los que en realidad no participamos de conspiracion alguna en contra de sus gobiernos: Si algún familiar ó amigo estuvo en cualquier situacion “subversiva”, ya eso era suficiente para destruirnos. Si, destruírnos, de la manera más salvaje e inhumana. Pregunto: Dónde estaban nuestros “salvadores de alma” , esa cúspide de obispos, monseñores? Pues en su Palacio. No recuerdo a ninguno pronunciarse ante tal atrocidad. ¿Dónde, los medios de comunicación, con sus excepciones por supuesto, quienes no se atrevieron en muchisimas ocasiones a reseñar las angustias de padres, hijos, hermanos, esposos , esposas que imploraban conocer del paradero de los suyos, pues no aparecían en lista alguna de detenidos y ya sabemos por qué? ¡Ah y la suciedad civil, perdón, “sociedad civil decente”, con esa garra histérica y de odio, qué decían? ¡ Que mueran esos malditos guerrilleros!
Quiero agradecer a través de este corto relato verdadero de toda verdad al Dr. José Vicente Rangel Vale, hoy Vicepresidente de la República Bolivariana de Venezuela, quien con el más alto sentido humano, y el coraje de un hombre con los pantalones bien puestos, expuso su vida por los demás. Gracias.
Para aquellos compañeros de ese camino tortuoso: Un saludo y un grito :!No hay marcha atrás! Para los que quedaron sembrados, continuaremos su ejemplo y le decimos ¡PRESENTE! A Fabricio Ojeda, Livia Guverneur, Omar Ramones, Alberto Lovera, Jorge Rodríguez, Noel Rodríguez,Ivan Daza, para mencionar algunos nombres que recuerdo en este momento; para los asesinados en las masacres de Cantaura, Yumare, El Amparo, 27 y 28 Febrero de 1989. Fueron muchos los venezolanos asesinados, muchos los torturados , vejados y humillados durante aquellas maléficas décadas en nombre de la democracia representativa.
Constanza Centeno
Nota: Esta primera parte que escribo es un corto relato de vivencias verídicas y es sólo una pequeña parte del horror que nos tocó vivir en aquellas despiadadas décadas del puntofijismo y que forma parte de nuestra historia contemporánea.
Mayo 2002
PARTE II
Después de haber permanecido encerrada en los tétricos tigritos de aquella Disip ubicada en Los Chaguaramos- Caracas, los cuales describí en la primera parte de este testimonio, me llevaron a una oficina de reseña, en la cual fuí sometida de la manera más humillante al escarnio que no merece ni la peor de las delincuentes; luego me condujeron a otro sótano, allí estaba estacionado un autobús lleno de personas, al subir, observé con horror sus rostros y cuerpos destrozados a consecuencia de la despiadada e impía tortura, la mayoría de ellos eran estudiantes ; puedo asegurar que de ninguno de ellos escuché ni un solo gemido, sus rostros maltrechos, reflejaban indignación, miedo, ante tan feroz y cruel atropello. Por lo tanto, sin derecho a conocer la ruta y final de nuestro incierto destino, conformamos pués, un lote más de la “noble causa puntofijista”: LOS DESAPARECIDOS.
Una carretera montañosa, estrecha y curvosa, nos conducía al TO5,Yumare, Edo. Yaracuy (mes de Enero de 1970). Iba esposada como todos, tan apretadas las esposas que nos rompían la carne de las muñecas, nuestros torturadores, gozando su sadismo, nos las ajustaban aún más hasta que nos brotara la sangre.
Recuerdo que en algún tramo de aquella carretera, nuestros “custodios” montaron las ametralladoras que llevaban y nos dijeron: “AL PRIMER HOMBRE QUE SALGA A LA CARRETERA, LOS BARREMOS A PLOMO, NO QUEDARÁ NI UNO DE USTEDES VIVO” Confieso que en el primer instante no comprendí el por qué de ese mensaje, después, recordando alguna situación parecida, leída en algún libro que sobre casos que como el que narro se escribieron, entendí. Confieso que le rogué a Dios que no lo permitiera. Confieso que en milésimas de segundos le pedí a nuestro Padre Creador que si ese era su designio, entonces que fuera justo y que el autobús cayera por el barranco y nos matara a todos. Lo confieso. Un silencio sepulcral nos invadió, pero pude escuchar de alguien un susurro: rezaba el Padre Nuestro.
Anocheciendo, llegamos a un sitio en donde se respiraba una atmósfera de muerte, civiles y militares rodearon el autobús y al descenso del mismo fuimos tratados con violencia, humillación y amenazas de muerte, alertándonos que no se nos ocurriera invocar la Constitución, pues estábamos al márgen de ella y por lo tanto no teníamos derecho a nada. Realmente no puedo menos que comparar esta pesadilla con el infierno de Dante.
Nos separaron y fui incomunicada y llevada a un sitio “especial”: mi celda era un alambrado de púas con una puerta de zinc, piso de tierra , y allí fui encerrada como un animal salvaje.
Durante el trayecto a esa celda se me hizo una doble fila de soldados, a quienes les decian que yo era una maldita comunista y por eso no lloraba, porque a todos los comunistas nos sacaban el corazón al nacer y nos los ponían de piedra. En verdad, yo no lloraba, no podía llorar, me lo impedía mi dignidad, mi honor, la rabia y la impotencia. Por las noches, cuando estuve sola, sí lo hice, ¡demasiado!: llanto de dolor, de indignación, de desconcierto. Pensaba en mis dos niñitas, una de ellas, un bebé de 5 meses, me fue arrancada de mis brazos al momento de mi detención, la cual ocurrió dentro de mi casa, brutalmente allanada, sin defensa alguna, sóla con mis captores; pensaba en mis padres; en mis hermanos, quienes también fueron en esa época perseguidos y torturados; en mi esposo, que estaba en ese mismo TO 5 (Yumare) cruel y salvajemente torturado.
Fueron tantas las vivencias en esos infinitos días de cautiverio y en esta segunda parte de mi testimonio voy a referir otro episodio más, que jamás, como el primero que les narré podré olvidar: En una de esas noches eternas, con la cara pegada al piso de tierra, pude escuchar la voz de un hombre muy jóven, un muchacho quizás, al cual nunca pude ver. Esa persona, cuando estaba de guardia nocturna, me hablaba con dulzura, me decía que comprendía mi dolor porque él tenía madre y hermanas. Nunca le respondí absolutamente nada. Después de varios días, llegó mi “custodio” para llevarme a bañar, teniendo que recorrer un buen trecho desde mi sitio de reclusión hasta llegar a la “sala de baño”, en el trayecto me aplicaron la misma fórmula que a mi llegada: “aquí te vas a podrir”, no volverás a ver a tus hijas, me gritaban. Por la noche, el muchacho de mi historia, me dijo: Por favor señora no se quite la ropa cuando vuelva a ir a bañarse porque en la puerta (de zinc), hay un hueco hecho para que todos los soldados la vean desnuda. Días después volvieron a llevarme al mismo sitio y entonces me bañé con el vestido puesto, al regresar con la ropa empapada, después de días soportando el fuerte calor y el frío de la noche, ya tenía fiebre. Mi carcelero abrió la puerta de mi celda y se fijó que en el piso había algo pequeño envuelto en un papel, lo agarró, lo leyó para sí y salió de mi celda con una irónica sonrisa. Bien entrada la noche, escuché cómo se formaban los soldados por orden de su superior, oí que a uno de esos soldados habían ordenado darle un escarmiento, el más severo. Comenzaron a leer una carta que según decían, esa persona me había escrito y que me la había envuelto en una moneda de a un bolívar. El contenido de aquella carta, según los que la leían, decía: “ que él se ponía a mi orden, y que estaba a mi disposición una granada y una pistola”, todo esto fue leído a altísima voz y le dijeron que todo lo que le iba a pasar era porque yo lo había vendido, que yo les había entregado esa carta, que así éramos de traidoras las malditas comunistas; escuché sus gritos de dolor ante la tortura que supuestamente (o de verdad) le estaban propinando, sus alaridos eran de terror, dolor. Se que quedará para siempre enterrado si fue verdad que ese muchacho escribió ese papel, entonces, suponiendo que a ese muchacho le pudieron ocasionar la muerte, ante la evidente negación de todos nuestros derechos humanos, que era como se procedía en esos tiempos del puntofijismo, murió convencido de mi traición, y si sobrevivió, Dios lo quiera, me seguirá maldiciendo. ¡JAMÁS HUBIERA HECHO TAL COSA, LO JURO!, NUNCA ESTUVO EN MI PODER ESA CARTA QUE SUPUESTAMENTE ME HABÍA ESCRITO ese soldado, al que jamás tampoco conocí. Han pasado tantos años de esta infamia: Cómo olvidarla.!
EL INTERROGATORIO
Una noche de las tantas, (serían como las 10 pm), entraron dos hombres vestidos con uniforme militar, llevaban una inyectadora de las antiguas. Al verlos de cerca, pude reconocer a ambos, los conocí cuando estudiaban cuarto año de medicina en la Universidad Central de Venezuela; yo trabajaba en ese entonces en el Instituto de Medicina Experimental, Cátedra de Farmacología, no eran mis amigos, pero si los recordaba como estudiantes que eran en ese entonces. Ellos también me reconocieron y me preguntaron :Qué haces aquí? Les respondí que también yo me preguntaba qué hacian ellos allí, si los conocí como estudiantes de cuarto año de medicina en la Central. Viendo la inyectadota , les dije: me vienen a matar? Respondieron: Quédate tranquila, no te resistas, no te va a pasar nada , tu puedes dominarla. Me inyectaron y se fueron de inmediato, y de inmediato también sentí que se me aflojaba el cuerpo, estaba mareada y entraron otros hombres vestidos de militar (camuflage lo llaman); eran como seis,ó, más; entre ellos: El Coronel Bernardo Rigores, Rivero Muñoz (el chingo), el mongol , y otros ( mucho después fue cuando supe los nombres de las personas que menciono).
Entraron con una grabadora de hilos, de las de la época, muchos álbumes, que contenían infinidad de fotografías. Comenzaron mostrándome las de mi familia, luego muchísimas de otras personas . Muchas amenazas, fue un verdadero terrorismo el que me aplicaron para que reconociera a personas que jamás había visto. De repente, ya había amanecido….
En éste segundo relato de mis vivencias, resaltaré la valentía, y el coraje de mis padres Elisa Yabrudy de Centeno y José Félix Centeno Montiel, incorruptibles e irreductibles, quienes batallaron incansablemente en la lucha por la igualdad y el bienestar social de nuestro pueblo, y quienes se enfrentaron con coraje al monstruo de mil cabezas: El Pacto de Punto Fijo, exponiendo sus vidas para defender a sus hijos, víctimas de la cruel e inhumana democracia representativa.
Esta historia mía, que representa la de miles de venezolanos que fuimos vil y cobardemente torturados, que fuimos arrastrados y sacados de nuestros hogares ó arrebatados de las calles, sin fórmula de juicio, sin fiscales, sin la presunción de inocencia, sin darnos la oportunidad de defenderrnos, es la palpable realidad del actuar de esos inhumanos que, a costa de lo que sea, quieren volver, para continuar aplicando su macabra índole criminal, como lo demostraron con premeditación y alevosía durante las masacres de Cantaura, Yumare; 27 y 28 de febrero 1989: “El Caracazo”, con más de tres mil muertos que fueron enterrados en fosas comunes, en la llamada “PESTE”; en el golpe de estado del 11 de abril de 2002; en el golpe petrolero y empresarial de diciembre de 2002; en “su gran batalla”. en enero de 2003; la muerte de un humilde venezolano el 23 de Enero de 2003, los asesinatos de campesinos por encargo, o sea, sicariato; en los trancazos, catiazos y petarazos y como lo continúan haciendo en los reiterados llamados sangrientos que hacen los “dirigentes de la sociedad civil decente y pacífica”, a través de esos medios de incomunicación bendecidos por el diablo, y que ocasionaron nuevamente el 27 de febrero de 2004, durante 4 días, las llamadas guarimbas, “EN NOMBRE DE LA LIBERTAD Y LA DEMOCRACIA”, el horror, la destrucción, la muerte, con actos terroristas que jamás se habian conocido en nuestro país, VIOLANDO TODOS NUESTROS DERECHOS HUMANOS. ¡NO VOLVERÁN!
8 de Marzo de 2004
PARTE III
El día 30 de diciembre de 1969, en horas de la mañana, mi esposo Karam Seguías Rivas, se despidió de mí diciéndome que volvía por la noche, pero no regresó. Karam cumplía años el 31 de diciembre, por lo que a medida que transcurría el día y ni siquiera me llamaba por teléfono, empecé a preocuparme seriamente, puesto que no era su costumbre ausentarse por tanto tiempo y más extraño aún porque era su cumpleaños y fiesta de Fin de Año. Comencé por llamar a su familia, y no sabían de él, a sus amigos y tampoco, nadie sabía nada. El primero de Enero comenzó mi peregrinaje por hospitales y puestos policiales, y no lo encontré. En medio de mi creciente desesperación, supuse mil conjeturas y así llegué, junto con la madre de mi esposo, a la oficina del Dr. José Vicente Rangel. Recuerdo que su mamá, le dijo al Dr. Rangel, “que gracias a Dios su hijo no aparecía en lista policial alguna”, respondiéndole a la señora que eso era lo más preocupante, que había que actuar de inmediato.
Un día después , en horas de la noche, recibí la llamada de un hombre, quien no se identificó y me dijo que Karam estaba detenido en el TO5- Yumare, que lo iban a matar, que habían dado la orden de fusilarlo esa noche, que me pusiera en contacto con el papá de él (Karam), pues era el único que podría salvarlo. Sin pensarlo ni un momento, exponiéndome a la falsedad o veracidad de esta llamada, fui hasta la casa de sus padres, hablé con su papá, quien era militante del partido copei y tenía amigos influyentes en el gobierno y le conté lo que me habían dicho. Inmediatamente, el señor llamó a su amigo Lorenzo Fernández y le pidió se informara si era cierto lo que se me había referido. Aproximadamente, a los treinta minutos, lo llamó su amigo y le dijo que era cierto, que Karam estaba detenido en Yumare- Edo Yaracuy, pero que no se preocupara, porque ya habían dado la orden de parar la ejecución. Fue en este momento cuando supe el porqué de la ausencia y del paradero de mi marido.
Karam fue torturado desde que cayó preso ese 30 de diciembre; resistió a ellas, por ser muy joven y tener mucha fortaleza física; en tres ocasiones lo sometieron a simulacros de fusilamiento amarrado a un árbol en las montañas de Sanare y le aplicaron diversos métodos de tortura muy tecnificados. Después de un largo tiempo en ese TO, fue recluido en el Cuartel San Carlos. En el libro TO5 , escrito por el Dr. José Vicente Rangel, aparece su testimonio.
A raiz de todo lo anterior fue lo del allanamiento a mi casa y mi detención-desaparición, ya descrito en la parte I y II de este testimonio.
Hago un llamado a la conciencia de todo aquel que junto conmigo vivió esta horrible y amarga experiencia, para que con coraje relaten sus testimonios; para gritarles la verdad verdadera a los que hoy acusan al gobierno más democrático y magnánimo del mundo, de violación de derechos humanos; para que sepan que a los que sí estuvimos en las garras de esos
siniestros esbirros actuando por mandato de la política de “disuasión” que se aplicó en la IV República, sabemos de lo que son capaces y que pretenden con sus actos vandálicos, devolvernos al oprobioso pasado, promoviendo actos terroristas, sembrando el odio, a través de esos diabólicos medios de incomunicación, incitando a hechos sangrientos,mediante sus reiterados partes de guerra,instigando a realizar planes macabros, como el famoso “plan guarimba”, el cual circuló impunemente a través de casi todos los medios de comunicación,con las nefastas consecuencias que ya todos conocemos; así mismo el llamado de esos desalmados a desconocer nuestras legítimas instituciones consagradas en nuestra Carta Magna y a cometer actos terroristas, que sólo mentes pervertidas por el odio irracional inoculado,parte del plan macabro de la CIA, pueden concebir y generar. Estos bandidos sí son los que nos han violado todos nuestros derechos humanos. Estos VENDE PATRIA, ¡NO PASARÁN, NO VOLVERÁN!
“La peor desgracia de un pueblo está en la pérdida de la memoria, y la peor ignorancia cuando no se informa.” Francisco Tucci
“Si eres capaz de temblar de indignación cada vez que se cometa una injusticia, entonces somos compañeros” Ernesto “Che” Guevara
“Cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla” Fidel Castro
Para esos compatriotas ignorantes , indiferentes y soberbios, que no saben nada, ni les importa, ni quieren saber nada; y para los sátrapas que hoy levantan la bandera negra del fascismo, comen y comulgan con los asesinos de sus hermanos y amigos de lucha de aquellos tiempos, vaya este mensaje:
“Primero apresaron a los comunistas y no dije nada, porque yo no era comunista./ Luego se llevaron a los judíos, y no dije nada, porque yo no era judío. / Luego vinieron por los sindicalistas, y yo no dije nada porque yo no era obrero ni sindicalista. / Luego se llevaron a los católicos, y no dije nada porque yo era protestante./ Hoy vinieron por mí, pero ya es demasiado tarde…” Bertolt Brecht.
Sirvan estas reflexiones para que no bajemos la guardia, la pelea es peleando, no podemos callar esta ignominia. UNÁMONOS EN ESTA LUCHA SIN CUARTEL EN PRO DE NUESTRA SOBERANÍA. ¡VENEZUELA SE RESPETA!
Constanza Centeno
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Gracias amiga por publicar su testimonio
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