Principios revolucionarios socialistas

Por: Juan Manuel Sivira 

Los principios revolucionarios, Socialistas (la justicia social, la abolición de la explotación del hombre por el hombre y el poder para el pueblo) constituyen la estructura espiritual de todo revolucionario y cuando son incorporados con profunda devoción a su conciencia, se convierten en valores suyos, y se insertan a la lista de valores revolucionarios de la cultura humana universal;…a solo un paso de coronar la utopía libertaria!

     También existen otros principios: principios humanos generales (el amor y la paz) y principios patrióticos (la soberanía e independencia nacional)...Y si bien es cierto que los principios revolucionarios -socialistas- constituyen la esencia programática del Estado Socialista, ello no constituye óbice para que en determinados momentos establezcamos alianzas táctico-coyunturales con grupos y/o personas con quienes compartamos sólo en el plano de los principios humanos y patrióticos. Porque ellos, sin ser socialistas y sin adherir a la IDEOLOGÍA DEL PROLETARIADO, MARXISTA-LENINISTA, también luchan contra el imperialismo; enemigo principal de los pueblos. Con ellos debemos conjuntar esfuerzos para propiciar la conformación de un bloque histórico unitario, liberador; “frente de liberación nacional”.

     Evidentemente, todo principio revolucionario tiene como contraparte un anti principio reaccionario; principios y antiprincipios nacen en simultáneo y mantienen unidad transitoria -en la lucha, unidad y lucha de contrarios, uno de ambos es transformado en su contrario, adquiere su esencia.

     Y así como los principios revolucionarios alientan los procesos de transformación y determinan su carácter revolucionario, los anti principios expresan desviaciones; escollos insalvables; terminan por hundir en el lodo los procesos “revolucionarios” en construcción.

      Entre los anti principios podemos citar: el fanatismo, el culto a la personalidad, el odio, el individualismo, el egoísmo…, expresiones tangibles de la miseria humana…

      Es tarea nuestra; constituye nuestro deber, como revolucionarios, promover la unidad de los trabajadores y masas explotadas en general, para conformar un bloque histórico, unitario liberador. Urge promover la elevación de la conciencia cotidiana de las masas explotadas al plano de conciencia ético-revolucionaria, para poder arrancarlas de las garras de las clases reaccionarias. Recordemos que éstas, históricamente, han “conquistado sus victorias” amparadas en la división del pueblo. Como no cuentan –ni contaran jamás- con fuerzas propias, se valen de la ignorancia de las masas para dividirlas y enfrentarlas entre sí; sólo así han podido mantener a través del tiempo su pérfida hegemonía. Teniendo siempre a la orden del día todo un arsenal mediático…

     Trabajemos pues, en la elevación de las conciencias subjetivas de las masas… Marquemos distancia abierta con todo tipo de anti principios; expresiones tangibles del caos y de la miseria humana. Rompamos con todos ellos… Fíjense, por ejemplo, que el fanatismo y el culto a la personalidad, además de ser contra-revolucionarios, niegan la Dirección Colectiva, niegan la Vanguardia Revolucionaria; ponen en riesgo la consagración del Estado Socialista…

     Todo revolucionario debe ceñir su conducta a principios y métodos revolucionarios para resolver las contradicciones que se presenten en el camino..., desde una perspectiva lógica, racional y revolucionaria. Ello fortalece la ética socialista y hace florecer la moral revolucionaria.