martes, 9 de abril de 2013


Luego de 64 días de saboteo, propaganda brutal a través de los medios privados las 24 horas al día y un colapso total de la producción y distribución interna de productos de consumo, el pueblo venezolano resistió y logró derrotar este segundo intento de romper su hilo constitucional. Chávez siguió en su cargo por lo cual fue elegido democráticamente, y el país comenzó a recuperarse del inmenso daño hecho por los opositores (ellos mismos se llamaban “la sociedad civil”) apoyados desde Washington.

El año siguiente, en mayo 2004, un plan para asesinar al Presidente Chávez fue descubierto e impedido por los cuerpos de seguridad de Venezuela. Más de 100 paramilitares colombianos fueron detenidos en una finca en las afueras de Caracas. La finca pertenecía al cubano-venezolano Robert Alonso, hermano de la famosa y rábidamente anti-chavista María Conchita Alonso. Los colombianos, que portaban uniformes de las fuerzas armadas venezolanas, habían sido contratados para asesinar al Presidente Chávez en el palacio presidencial. Cinco años antes, en diciembre 1999, el Gobierno de Colombia había advertido al Presidente Chávez sobre un plan de paramilitares colombianos para asesinarlo durante una visita a la ciudad fronteriza San Cristóbal.

“Hoy voy a San Cristóbal y ayer me llegó la información de que hay informaciones, valga la redundancia, de que pudiera haber en San Cristóbal un grupo de los paramilitares de Colombia”, denunció el Presidente Chávez en una entrevista matutina en la televisora Globovisión. La información “realmente fue oficial, nuestro embajador en Colombia, (Fernando Gerbasi), fue llamado por la cancillería colombiana en Bogotá hace mes y tanto, y le comunicaron oficialmente que los paramilitares colombianos (…) tienen un plan para asesinar al Presidente de Venezuela”, precisó. (Véase: “Paramilitares colombianos planean asesinar a Chávez”, www.panamaamerica.com.pa, 10/12/1999).


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